27/07/2021

El ferrocarril contribuye a luchar contra el cambio climático.

 Venimos sufriendo en todo el planeta fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes, que nos parecen muy lejanos siempre que no suframos sus consecuencias. Son muy recientes las catástrofes que todos/as hemos visto en imágenes tomadas en Alemania, Bélgica y otros lugares, entre ellos en nuestro país; incendios pavorosos en diversas zonas, sequías que se ceban con comunidades en zonas subdesarrolladas, etc.

Todo ello supone un riesgo para nuestra salud, nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Pocos/as niegan ya la evidencia del cambio climático salvo, tal vez, el ya tristemente famoso primo de Mariano Rajoy.

Una de las principales causas que originan este cambio climático es el transporte. 

Tenemos que exigir a nuestros gobernantes que resistan a las presiones de los lobbies del transporte por carretera y las petroleras  y que pongan coto a los desplazamientos en avión que puedan realizarse por medio del ferrocarril. El tren es el medio de transporte más ecológico, sostenible y seguro. Ya basta de situar en un pedestal al automóvil como la máxima aspiración a la que aspirar para responder a las urgencias de una insaciable sociedad de consumo. Ya basta de patrocinarlo, de ofrecerlo como el máximo premio en concursos televisivos.

Tenemos en nuestro país autovías que se saturan con mucha frecuencia. La autovía que une Huelva con Sevilla es una de ellas, especialmente en periodo estival. Además del vehículo privado, la principal empresa de autocares, subvencionada con dinero público, hace su agosto mientras dos únicos trenes por sentido unen diariamente ambas ciudades. Renfe suprimió el tren que partía de Huelva a las 15:00 horas y también el que circulaba en sentido contrario, a las 16:50. Siguen sin reponerse. Mientras tanto, una decena de autocares por sentido circulan a diario. Un pequeño recordatorio: la línea ferroviaria está electrificada, por lo que la contaminación es infinitamente menor que la que producen dichos autocares. Otra pequeña puntualización: la capacidad de un tren es triple que la de un autocar.

La solución no pasa por aumentar el número de carriles, sino fomentar otras alternativas. El ferrocarril debe ocupar el lugar que le corresponde. Nos va el futuro en ello.

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