Reír, por no llorar
Cada dos por tres, desde hace ya bastantes años, aparece en la prensa un grupo de políticos visitando las obras de lo que será la futura estación de ferrocarril de Huelva. Desde 1988 e, incluso antes, se habla de la nueva estación de ferrocarril onubense. Tanta parsimonia contrasta con la rapidez con que fue demolida hace varias décadas la estación "Huelva-Odiel" (conocida como estación de Zafra) y la velocidad de vértigo a la que se construyó la nueva estación de autobuses interurbanos. Cosas de las poderosas influencias de los lobbies de la carretera.
¿No tendría más sentido que, al mismo tiempo que se realizan las obras de la nueva estación, se renovaran las vías por las que circulan los trenes que llegan a Huelva? ¿No sería prioritario realizar las obras en el nuevo trazado que se propone para la línea Huelva-Sevilla para recortar ese absurdo rodeo producto de las limitaciones tecnológicas de la ingeniería del siglo XIX, época en que se construyó la línea? ¿Por qué no se realizan las necesarias obras en la línea Huelva-Zafra para que el tren pueda llegar desde Huelva a la sierra en una hora, lo cual es totalmente factible?
De lo que se trata, señores políticos, es de impulsar el transporte ferroviario, mucho más respetuoso con el medio ambiente que la carretera con el que ustedes simpatizan enormemente. El gobierno actual -y el anterior, también- siguen prorrogando las ayudas a la compra de vehículos nuevos -planes PIVE-. Una vez que finaliza un plan, inmediatamente comienza otro. Estos señores y señoras tan serios y enchaquetados deberían conocer algún detalle, aunque fuera insignificante, de eso que se llama el cambio climático.
Así que, por favor, dejen de venir con tanta frecuencia a hacerse las fotos de costumbre. Sus viajes los pagamos entre todos. Mejor hablan por teléfono o se mandan correos. Claro, que eso no luce tanto, y menos ahora que vamos a entrar en periodo electoral. La próxima vez, vengan a inaugurar un servicio de ferrocarril para Huelva moderno y eficaz, que nos permita llegar a Sevilla en esos cuarenta y cinco minutos de los que nos hablan y a la sierra en una hora. Los onubenses nos lo merecemos. De momento, preferimos la visita de Bob Esponja y Dora, la Exploradora. Nos resultan más simpáticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario