El dos de enero del año actual,
se presentó en la Subdelegación del Gobierno en Huelva el documento
denominado “Línea Zafra-Huelva. Proyecto
2015”, en el que se detallaba un conjunto de propuestas de mejora y promoción
de la línea. A primeros de febrero, recibimos contestación por parte del
Ministerio de Fomento en la que se nos agradecía el envío de dicho documento y
se nos indicaba que se iba a dar traslado del mismo a Renfe. Esto último es un
mero formulismo, toda vez que es el Ministerio de Fomento, a través de los
presupuestos generales del Estado, quien tiene la potestad de actuar. El
problema comienza cuando el gobierno actual no contempla actuaciones en la
línea, distintas de las estrictamente necesarias para mantener la circulación
en las condiciones actuales.
ADIF (Administrador de
Infraestructuras Ferroviarias) tiene dos proyectos redactados para la
renovación de vía entre El Repilado y Calañas y entre Calañas y Huelva. Los
proyectos están realizados; ahora falta la voluntad política que, con la debida
asignación presupuestaria, permita el inicio de las tan necesarias obras.
Décadas llevan los dos partidos que
han gobernado España en este periodo echándose a la cara su mutua inacción con
respecto al estado de la línea. El PSOE estuvo a punto de cerrarla en los años
ochenta y el PP la deja languidecer, después de que hace ahora dos años se suprimieran
ocho trenes semanales y de que el subdelegado del Gobierno en Huelva
manifestara que "Un tren sin pasajeros es un lujo que España no se puede
permitir” (Diario “Huelva Información, 25 de junio de 2013). Y se quedó tan
pancho, el buen señor. Poco después, todos los españoles hemos tenido que
contribuir al rescate de autopistas privadas que habían quebrado. Para eso sí
que hay dinero. “La patronal del sector, Seopan, indica que el próximo Gobierno
deberá hacer frente al pago de 5.000 millones de euros por la liquidación de
las concesionarias.” (abc.es, 23/06/2015). Intolerable.
Desde esta
página, con absoluta independencia, promovimos a principios de 2013 la recogida
de firmas para defender la permanencia de la línea y la adecuada promoción y
mejora de su infraestructura. Más de 8.600 firmas fueron entregadas en la
Subdelegación del Gobierno citada y también en la Delegación del Gobierno de la
Junta de Andalucía en Huelva (desde este último organismo ni siquiera se
dignaron contestarnos). A pesar de ello, y de que se llegó a especular con el
cierre total de la línea, el 24 de junio de 2013 se suprimieron ocho trenes
semanales (de lunes a jueves), con lo que un viajero que desee viajar desde
Huelva capital hacia el Andévalo o la Sierra onubense, sólo puede hacerlo en el
servicio que parte de Huelva a las 19:30, por lo que no puede regresar el mismo
día. Por otra parte, aquellos pasajeros que “bajen” desde la Sierra o el
Andévalo a la capital en el servicio que parte desde El Repilado a las 7:30, no
pueden regresar a sus domicilios hasta una hora muy avanzada. Nunca hubo tales
recortes en la línea. Ahora, claro, dirán que ha bajado el número de usuarios
del ferrocarril.
Potenciar el
uso del ferrocarril público es una opción que aquellos políticos que no estén
ligados a los lobbies del transporte por carretera deberían tener en cuenta si
quieren defender con hechos esas bonitas ideas de transporte sostenible que nos
venden en periodos preelectorales. Hacer competitivo el transporte de viajeros
y mercancías por ferrocarril supone contribuir a la mejora del medio ambiente,
al disminuir el número de vehículos particulares que contaminan la atmósfera y
que demandan, incesantemente, la construcción de más y más autovías, variantes,
accesos y zonas de aparcamiento.
Pero,
además, supone apostar por un tipo de transporte que se perfila como el más
adecuado para articular las redes de transporte. Aquellos políticos que no se
den cuenta de ello o que marginen, una vez más, a nuestra provincia en el
desarrollo de estas infraestructuras pueden encontrarse con noticias poco
alentadoras en los próximos procesos electorales y, en cualquier, caso,
contarán con esta página como defensora de nuestros ferrocarriles. Desde aquí,
vamos a seguir insistiendo, de una forma constructiva pero implacable, en la
necesidad de modernizar nuestros ferrocarriles, pues ello supone la mejora de
las condiciones de vida actuales y futuras de los ciudadanos de nuestra
sociedad.